Música, melancólico alimento para los que viven de amor
Julio Cortázar, Rayuela
« Éhové, éhové », grita uno de los personajes de la obra más importante de Cortázar, Rayuela, que nos sumerge en una perspectiva que, como intuición para una ulterior profundización, puede interesar. Este canto nos envía directamente hasta antigua Grecia, concretamente a los ritos órficos, un culto que comienza hacia el siglo IV a. C., de donde data aproximadamente el Papyrus de Derveni. ¿A quién adoraban los órficos? A Orfeo, héroe griego que, una vez muerta su amante Eurídice, decide bajar al Hades para salvarla de su sufrimiento. Se sospecha que fueron los primeros entre los griegos en creer en la inmortalidad del alma, ya que el mismo Herodoto[1] nos hace notar que esta creencia es debida a los egipcios. Este grito del que hablamos nos advierte de una orgía de « estilo contemporáneo », porque precisamente ese mismo grito anunciaba el comienzo del rito de llamada de los órficos, quienes creían además que los hombres estaban hechos de las cenizas de los Titanes, que, habiendo matado a Dionisos, fueron ejecutados por Zeus, por lo que hay en todos los hombres dos lados: uno considerado bueno (que proviene de los restos de Dionisos que tenían los Titanes en el momento de su muerte) y otro considerado malo (conformado por las propias cenizas de los Titanes).
Cortázar, nos da ciertas pistas para reconocer la fuente y las implicaciones del desarrollo de su historia. Por ejemplo su división en tres partes[2]:
1) Del lado de allá, que se desarrolla en París, donde el protagonista, un argentino (un intelectual en pantuflas, como me gusta llamarlo) vive con su amante, una joven que, a la manera de la Odette proustiana, hace de su amante un maestro; esta ‘Odette’, llamada Lucía La Maga, tiene un hijo, Rocamadour –cuyo nombre es tomado de una ciudad francesa centro de peregrinaje, que morirá al final de esta primera parte, que tenemos a bien considerar un descenso a los Infiernos, cuya evidencia hallamos ya desde el exergo de Jacques Vaché que el propio Cortázar escoge como inicio de esta parte: Rien ne vous tue un homme comme d'être obligé de représenter un pays. Sin duda, la relación entre Rayuela y la Divina Commedia puede parecer un poco precipitada, pero un análisis pormenorizado de ambas obras y su posterior comparación puede ser germen de numerosos paralelismos. No debemos olvidar que en ambas existe la figura del escritor como cicerone (Morelli en Rayuela y Virgilio en la Divina Commedia), en ambos la parte del Infierno (la primera en ambas) que están constituidas culminan con la figura del traidor: en el caso de Cortázar encontramos a Ossip Gregorovius (compañero del protagonista Horacio Oliveira, el Dante de Cortázar, a quien se le adjudica en la historia tres madres diferentes, y quien, además, mantuvo una relación paralela con La Maga, amante de Oliveira) y los gigantes bíblicos y traidores en Dante, es decir, que en ambas obras aparece la figura del traidor.
2) Del lado de acá comienza también con una cita, de Apollinaire, que dice: il faut voyager loin en aimant sa maison, iniciando así el viaje hacia el Cielo, que sigue el mismo camino del Purgatoire, siguiendo a Dante. Esta parte se desarrolla en Buenos Aires, donde el protagonista reencuentra a su novia, Gekrepten. Allí encontramos a un cierto personaje que nos ofrece otra pista: Traveler, que en inglés significa « viajero ». Hay también otro personaje, Talita, mujer de Traveler y quien será confundida por el protagonista con la Maga, confusión que acontece durante una noche en que Horacio observa a Traveler paseando Talita, quien perfectamente puede ser parangonada con Beatrice Viterbo; y
3) la tercera parte, titulada De otros lados, es un trabajo iniciático de Cortázar dentro del mundo intelectual, donde el protagonista es Morelli, un escritor (considerado por muchos críticos como el alter ego del mismo Cortázar) herido tras un accidente. Morelli se recupera en el hospital, donde Horacio lo visita constantemente: esta parte está llena de extractos supuestos de la obra de Morelli y de otros autores: Bataille, Musil, etc. Supondría, así, una guía virgiliana, una descripción teórica de la vida.
Ahora bien, esta interpretación dantesca aquí propuesta, aunque sea en forma de recorrido puramente intuitivo, puede ser reforzado por numerosos paralelismos. La obra comienza con la frase: ¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguirlas formas. Y más adelante: Pero ella no estarìa ahora en el puente. La Divina Commedia, a su vez, comienza con la idea del viaje, de un camino o búsqueda : Nel mezzo del cammin di nostra vita / mi ritrovai per una selva oscura / ché la diritta via era smarrita.
Creo, pues, que un estudio comparativo tendría un fruto muy suculento, dadas las pistas que hemos expuesto en estas breves líneas.
[1]Cfr. 2, 123
[2] Lotman (1996) percibió que podemos dividir las obras según estructuras de contenido o de expresión. En el plano del contenido podemos encontrar obras picarescas, las cuales, a pesar de su estructura expresiva aparentemente caótica, encuentran un modelo de desarrollo en cada episodio a nivel del contenido, en el que el pícaro pasa una serie de hechos hasta volver a caer en el estado inicial; en el nivel de la expresión, el protoejemplo sería la Divina Commedia, cuya estructura es tríadica: tercetos, tres cantos, etc.
2 comentarios:
Si Rayuela es la obra más importante de Cortázar, querido Raico, estamos en un grave problema, amigo.
Sólo puedo decir esto: Reléela... me comprenderás, amigo
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